Exposición " Vidas paralelas". óleos sobre lienzo de 100X81 cm.
Ateneo Cultural de Sevilla y Universidad Polular de Mazarrón.
2005.
Nos planteamos la expresión de rostros en otras culturas, su tez y la experimentación del color en la misma, su alegría de vivir y sus carencias. La indumentaria y costumbres de lo cotidiano, la maternidad.
TEXTO DE ENCARNA ZAMORA PARA ESTE CATÁLOGO.
Hace ahora catorce años que conocí la obra de Isabel Guillermo y escribía, entonces, en el periódico La Opinión, refiriéndome a ella “es una luchadora y trabajadora nata”, en aquel momento se encontraba experimentando con la materia y mostraba insistentemente su obra abstracta, haciéndonos creer que había abandonado definitivamente la figura.
Hoy, cuando me enfrento de nuevo con ella y
con su obra actual, sigo pensando lo mismo en cuanto a la lucha y al trabajo se
refiere, pero me sorprende que ha vuelto a la figura y no de una forma
experimental sino madura como persona y
como artista, y esta exposición es una
muestra palpable de ello.
La
figura es la protagonista, fruto de la rotundidad del trazo firme y magistral y
de la fuerza del color atrevido, contrastando con el tratamiento sutil de los fondos, que llegan hasta la
transparencia, como si se tratara de un mero decorado cuyo único objetivo fuera soportarla y
realzarla.
Isabel, para este trabajo, ha conocido y
buceado en otras culturas, hasta tocar fondo en la expresión corporal, en el
gesto, en la mirada, en la forma de vida... mostrándonos su sensible percepción
de otros mundos en los que la lucha por sobrevivir constituye el único objetivo
de cada día, en los que la palabra futuro o mañana no existe, donde la mujer es el centro de la
vida y de ella depende en gran parte la subsistencia.
Solo algunas personas, como Isabel, de enorme
sensibilidad, son capaces de captar estos matices y solo la maestría del
artista encarnado en ella puede transmitirla de una forma tan directa y a la
vez tan sutil.
Ahora continúa su experiencia con la materia,
yi con las texturas. Los oleos, que nos presenta, son precisamente abundantes
en material, aunque a veces deja casi al descubierto la tela como si de
acuarelas se trataran y no por eso dejan de tener rotundidad y firmeza. Lo
importante es el impacto en el espectador, la transmisión directa del mensaje
y la sensibilización de la retina.
Todo lo consigue por la forma y por el fondo, por el atrevimiento del
color y a la vez por la sutileza de los paisajes apenas esbozados, por la
determinación en el tratamiento de las humildes escenas cotidianas cargadas de
realismo y, muy especialmente, por haber sido capaz de observar otros mundos y,
a través de sus pinceles, enviarnos el mensaje de que no es más feliz el que
más tiene sino el que menos necesita.
Esta exposición es un homenaje a esos mundos que no forman parte de lo
que hemos dado en llamar Aldea global y de la que hemos excluido a tantos y
tantos pueblos que hoy no tienen aún acceso a lo más elemental: la
alimentación, la salud y la educación.
Encarna Zamora Navarro
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